Como siempre, llegaba tarde a la estación.
Como siempre, le veía alejarse tras la ventana
con un libro abierto entre sus manos.
Pero ya no podía hacer nada,
había vuelto a llegar tarde.
Y como siempre
cogió el siguiente tren
el que la llevaba por otro camino.
Y no se vieron nunca de cerca, pero se enamoraron.
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