Es que tengo tantos miedos que ya no me acuerdo de lo que sentí la última vez que te fuiste. Ni de lo que sentí cuando te vi por primera vez, o cuando conseguí que las putas mariposas dejaran de volar.
Tampoco me acuerdo de lo que sentí cuando me definiste como una pequeña posibilidad entre miles y la peor opción, pero lo arreglaste diciendo que aun así me querías.
Y no sé, me olvido de todo lo que he sentido, menos del dolor. Y no soy capaz de olvidarte a ti, a tus manías y el daño que me hiciste.
Te encantaba verme fingir
que era feliz
porque no sabías que fingía.