sábado, 30 de marzo de 2013

Hoy la tristeza se viste de lluvia y nos invita a pisarnos los pies. Y nosotros sin saber qué hacer, nos limitamos a un par de sonrisas fingidas y miradas que no dicen nada. Y mientras tanto, los silencios incómodos decían todo lo que nosotros nunca hubiéramos sido capaces de decir.

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Acuérdate de cuando soñabas despierta.

Y odiabas el mundo
porque no te dejaba volar.

De los mil suspiros
             (por segundo)
y de las ganas de morir
al verle acercarse por fin
y al darte cuenta de que
estabas soñando.

Pero sigue siendo el amor de tu vida.

Y aparece una sonrisa
entre la gente
y en la siguiente parada se baja
y no le vuelves a ver nunca.
 Pero sabes que es el amor de tu vida.

Pero luego
estás ahí,
en el borde de un abismo
y vuelves a ver esa sonrisa
y crees que va a salvarte
cuando se acerca.
                                   
      Y entonces te empuja.
Pero sigue siendo el amor de tu vida.

domingo, 24 de marzo de 2013

Las ventajas de ser un marginado.


Una vez en una hoja amarilla de papel con rayas verdes

escribió un poema
Y lo llamó “Chops”
porque así se llamaba su perro
Y de eso trataba todo
Y su profesor le dio un Sobresaliente
y una estrella dorada
Y su madre lo colgó en la puerta de la cocina
y se lo leyó a sus tías
Ese fue el año en el que el Padre Tracy
llevó a todos los niños al zoo
Y les dejó ´cantar en el autobús
Y su hermana pequeña nació
con las uñas de los pies diminutas y sin pelo
Y su madre y su padre se basaban mucho
Y la niña de la vuelta de la esquina le envió una
tarjeta de San Valentín firmada con una fila de X
y él tuvo que preguntarle a su padre qué significaban las X
Y su padre siempre le arropaba en la cama por la noche
Y siempre estaba ahí para hacerlo

Una vez en una hoja blanca de papel con rayas azules
escribió un poema
Y lo llamó “Otoño”
porque así se llamaba la estación
Y de eso trataba todo
Y su profesor le dio un Sobresaliente
y le pidió que escribiera con más claridad
Y su madre nunca lo colgó en la puerta de la cocina
porque estaba recién pintada
Y los niños le dijeron 
que el Padre Tracy fumaba puros
Y dejaba colillas en los bancos de la iglesia
Y a veces las quemaduras hacían agujeros
Ese fue el año en que a su hermana le pusieron gafas
con cristales gruesos y montura negra
Y la niña de la vuelta de la esquina se rió
cuando él le pidió que fuera a ver a Papá Noel
Y los niños le dijeron por qué
su madre y su padre se besaban mucho
Y su padre nunca le arropaba en la cama por la noche
Y su padre se enfadó
cuando se lo pidió llorando

Una vez en un papel arrancado de su cuaderno
escribió un poema
Y lo llamó “Inocencia: una duda”
porque esa duda tenía sobre su chica
Y de eso trataba todo
Y su profesor le dio un Sobresaliente
y lo miró fijamente de forma extraña
Y su madre nunca lo colgó en la puerta de la cocina
porque él nunca se lo enseñó
Ese fue el año en el que murió el Padre Tracy
Y olvidó cómo
era el final del credo
Y sorprendió a su hermana
fajando con uno en el porche trasero
Y su madre y su padre nunca se besaban
ni siquiera se hablaban
Y la chica de la vuelta de la esquina
llevaba demasiado maquillaje
Que le hacía toser cuando la besaba
pero la besaba de todas formas
porque tenía que hacerlo
Y a las tres de la madrugada se metió él mismo en la cama
mientras su padre roncaba profundamente

Por eso en el dorso de una bolsa de papel marrón
intentó escribir otro poema
Y lo llamó “Absolutamente nada”
porque de eso tratabo todo en realidad
Y se dio a sí mismo un Sobresaliente
y un corte en cada una de sus malditas muñecas
Y lo colgó en la puerta del baño
porque esta vez no creyó
que pudiera llegar a la cocina.
                                                                      (Nota de suicidio de Michael, Las ventajas de ser un Marginado).

sábado, 16 de marzo de 2013

Y aquí estamos, intentando encontrarle sentido a todo esto. Intentando encontrarnos, o perdernos. No sé. Buscando la felicidad en cosas materiales o en hechos que sabes que no van a pasar nunca. Muriendo en cada esquina y con cada suspiro, destruyendo todo a nuestro paso. A nosotros mismos. Escribiendo cosas sin sentido en un papel que va a acabar roto o arrugado en una basura. Dedicando canciones a personas que no van a escucharlas, que ni siquiera se acuerdan de tu nombre. Soñando despiertos y pensando en la vida como una tortura, como una pesadilla de la que algún día despertaremos. Pero no, esto es la vida real por mucho que no lo queramos creer. Y las mentiras piadosas acaban siendo siempre verdades que duelen. Queremos huir, ¿pero de qué? Si ni nuestros fantasmas nos quieren. Que nadie se va a acercar a la tristeza y mucho menos a enamorarse de ella. Hay que estar loco, y nosotros lo estábamos. Y míranos ahora, perdidos. Buscando respuestas que no tiene nadie, intentando entendernos o que nos entiendan.

miércoles, 13 de marzo de 2013

El viaje.


Ella sube al autobús en la misma parada, siempre a la misma hora, y una sonrisa mutua, que ya no recuerdo de cuándo procede, nos une en el viaje trivial, en la monotonía de nuestra costumbre. Se baja en la parada anterior a la mía y otra sonrisa furtiva marca la muda despedida hasta el día siguiente. Cuando algunas veces no coincidimos, soy un ser desgraciado que se interna en la rutina de la mañana como en un bosque oscuro. Entonces el día se desploma hecho pedazos y la noche es una larga y nerviosa vigilia hasta que vuelvo a verla.
                                                                                Luis Mateo Díez

lunes, 11 de marzo de 2013

(...)

Anoche la bailarina salió de su cajita de música para subir al último piso y asomarse a la cornisa. 
Y todos esperaban que volviese a tiempo como cada noche para bailar delante de aquel soldadito de plomo que tanto quería (lo que no sabían era que el soldadito nunca quiso bailar con ella, pero sí con cualquier otra que estuviera dispuesta a ir a su casa después).
Había dejado una larga carta en su tocador diciendo un montón de cosa que al final eran lo mismo.
Adiós.
Pero se puso a bailar en la azotea antes de asomarse a ningún sitio. Su último baile. Qué bien sonaba. 
'El último paso antes de ser libre', pensó. Pero tropezó. 
Y como había querido desde siempre, fue libre. Pudo volar por unos segundos y acabó con todo. Y murió por última vez, pero por lo menos iba a ser feliz.
Pero en el fondo estar muerto por dentro es bonito.
Ya no queda más espacio para cicatrices. Sólo hay tiempo para suspiros y recuerdos, y nadie puede decir que eso no es bonito. Las mariposas dejan de revolotear y el dolor ya no está presente todo el tiempo.
Todas las canciones hablan de ti y a la vez no hablan de nadie. Y medio mundo parece entenderte de pronto, aunque realmente nadie es capaz de adivinar lo que pueda pasar por tu cabeza.
Hay miradas que son agujeros negros. Y no puedes evitar caer.
Cuando te asomas duele, pero es un dolor diferente, agradable. Por eso terminas siempre cayendo y esperas que haya alguien abajo para recogerte.
Pero no hay nadie, ni siquiera tienes ayuda para levantarte, ni para curar las heridas superficiales. Nada. Y tienes que hacer todo lo posible por volver a subir sin ayuda, y vas creando un muro que te protege de futuras caídas.