Hay miradas que son agujeros negros. Y no puedes evitar caer.
Cuando te asomas duele, pero es un dolor diferente, agradable. Por eso terminas siempre cayendo y esperas que haya alguien abajo para recogerte.
Pero no hay nadie, ni siquiera tienes ayuda para levantarte, ni para curar las heridas superficiales. Nada. Y tienes que hacer todo lo posible por volver a subir sin ayuda, y vas creando un muro que te protege de futuras caídas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario