martes, 27 de noviembre de 2012

;

Puedo ponerme nostálgica y pedirte que vuelvas. Puedo hacer como si nada y apartar la mirada mientras tus ojos me buscan. Puedo esperar a que se esconda el sol para perderme hasta llegar a tu portal y allí ya lo que surja. Puedo sentarme detrás de la barra de un bar y ahogar en alcohol tus promesas. O puedes venir y quitarme el aire con un beso.
Puedo no sentir nada y a la vez sentirlo todo. Puedo esperarte en la estación donde te vi la primera vez bajando de aquel tren y enamorándote de mí. Puedo romperte o dejar que me rompas. Llenarte o obligarte a llenar mi vacío.
Puedo aprovechar los insomnios buscándote mientras mis ojeras echan de menos a las tuyas. Puedo desabrochar los botones de tu corazón y instalarme en él para siempre. Puedo romperme en tus sábanas y desaparecer con el primer rayo de sol.
Puedo dispararte y morir en el intento. Puedo volar con tus besos y olvidar todas mis mierdas con solo rozarte. Puedo esconderme y si te he visto no me acuerdo. Puedo robarte la sonrisa y deshacerte de esos ojos tristes.
Puedo y quiero. No. Puedo y no debo.
Puedo coser tus cicatrices mientras abres mis heridas (más). Puedo arrastrarte a mi caos o dejar que te hundas por tu cuenta.
Puedo llenar cuadernos y tachar todas mis dudas. Puedo escribir el dolor o morirme por dentro. Puedo quererte y odiarme. O odiarte y no quererme. Puedo dejar que te vallas con ella mientras yo me rompo o puedo agarrarte la mano y que compartamos desastre.
Puedo. No. Podemos. Puedo tantas cosas que al final se quedan en nada.
Puedo descorchar miedos y sembrar dudas. Puedo hacerte caso y sonreír o pasar y llorar por ti. Puedo decirte todo lo que siento o.
                                                                    Puedo dejar que el viento me derrumbe y. Ay.
                                                                     

sábado, 24 de noviembre de 2012

,

Si hablamos de vicios peligrosos, no puede faltar tu sonrisa. La curva más bonita que existe y también la que más veces me ha roto. En realidad tú eres el peligro. La sonrisa no es más que una mínima parte de todo el daño que puedes causar sin mover un solo dedo.
Pero sigues siendo mi mayor vicio, y sí, lo sé. Me haces daño aunque no me de cuenta. Lo haces poco a poco y acabarás matándome. Pero la ansiedad cuando te vas no compensa. Y mi sonrisa cuando estamos juntos es igual o más peligrosa que la tuya.

martes, 20 de noviembre de 2012

Suspirando el mismo invierno, en el mismo día gris de siempre. Latiendo sólo por rutina y sin querer. Sintiendo el frío que me quema y hace que el vacío esté más lleno. Gritando a las mismas cuatro paredes con las que me rompo los nudillos por la puta impotencia. ¿Ves? No ha cambiado nada. Y así voy a seguir, aunque no quiera. No puedo hacer nada para evitarlo.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Aquí todo sigue igual. Sigo siendo el mismo desorden que dejaste cuando te fuiste. El mismo invierno y el mismo día gris que llueve por las noches. Sigo siendo yo, la ruina de la que te enamoraste. La misma a la que rompiste y dejaste con los ojos tristes de por vida.

jueves, 15 de noviembre de 2012

...

Despertaba en un sitio desconocido para ella, pero no le importaba. Extrañamente, se sentía bien. ¿Feliz...? Puede que esa no fuera la palabra, pero es lo que pensó en ese preciso momento. No recordaba muy bien lo que había pasado la noche anterior, y tenía una resaca difícil de aplacar en cualquier circunstancia normal, aunque ahora no le importaba. Sólo recordaba que estaba totalmente deprimida y paró en el primer bar que encontró en medio de la carretera. Empezó a beber y se había despertado en esa habitación tan extraña para ella. Se levantó de la cama y vio que no tenía su vestido, sólo la ropa interior. Se puso en lo peor y la sonrisa se la borró de la cara, aunque no por mucho tiempo. Había algo sobre la mesita de noche, una nota; No tardaré mucho en volver. Espero que no hayas cambiado de opinión respecto a lo que dijiste anoche de que estabas enamorada de mí. Yo sí lo estoy. Ella empezó a recordar lo que había pasado, aunque la nota le sorprendió. Ella esperaba que él se hubiera ido, y temía que eso pasara. Se encontraron esa noche en el bar y él le ayudó a calmarse. Ella no podía quitarle los ojos de encima, y aun sin saber nada de él, confió. Pensó en todas las historias de amor a primera vista, pero lo descartó enseguida. Ya se conocían. Esto era algo mucho más fuerte, había recogido todos sus pedazos, daba igual cuantos fueran, y los puso cuidadosamente en su sitio sin dejar grietas. Ahora estaba segura, había encontrado la felicidad, aunque sólo fuera momentánea, y no la dejaría escapar.
Ella se estremeció y se revolvió entre las sábanas. Abrió los ojos y cuidadosamente examinó la habitación. Todo había sido un sueño y ella seguía rota. Al menos, no fue una pesadilla, pensó, pero sabía que al despertar se sumergía en una constante y de la que no podía escapar por mucho que quisiera. Se secó las lágrimas que caían por sus mejillas y volvió otra vez a su vida llena de dolor. Con la esperanza de que algún día, sucediera de verdad.

/

Vuelvo a la rutina de las pesadillas y el vacío. A las ganas de acabar con todo y odiando a todo el mundo. Prometiste demasiadas cosas y no cumpliste ni la más simple, pero yo sigo... a duras penas, pero aquí me tienes. Si tu dolor era el mío, pero ahora tú estás perfectamente y yo sigo en esta mierda. Me voy dando cuenta de que se te ve más feliz cuando vuelven las pesadillas y mis ganas de acabar con todo. ¿Y soy importante para ti? Bueno, ya no. Y dudo que algún día lo haya sido. Pero, ¿sabes? Ya me da igual. No me arrepiento de ti y aunque duela recordarte es placentero. Podría tropezar con la misma piedra (tú) una y otra vez, caerme y hacerme el mismo daño o incluso más. Pero ya ves que soy masoquista, al menos cuando se trata de ti.

lunes, 12 de noviembre de 2012

*

Me haces daño pero no me puedo separar de ti. Masoquismo en estado puro. Siempre la misma pesadilla. El mismo precipicio y el mismo vacío en el lado izquierdo. Y yo, que te rompo para que sientas lo que provocas. No me pareció justo privarte de ello.

-

Suspiros que rompen. Queman. Y cuando tú te vas, me dejan vacío el pecho. Ya es algo con lo que vivo, estoy acostumbrada, pero aun así siempre hay algo que lo hace diferente y mucho más doloroso. Puede que seas tú o puede que yo. O también que todo esto sea una pesadilla de la que cuesta despertar, pero de la que conseguiré salir de un momento a otro. Ojalá.

viernes, 9 de noviembre de 2012

pero a las tantas de la madrugada abandonas a una y recibes a otra

No te basta con romper corazones, también vas rompiendo miradas y provocando ojeras. Ordenando desordenes y desordenando perfecciones. No fumas pero siempre te vas con la típica excusa de 'voy a por tabaco'. Prometes a todas que no hay otra y las dices que recogerás todos sus pedazos si es necesario, pero cuando ya son las tantas de la madrugada y 'tienes que irte' abandonas a una y recibes a otra prometiendo lo mismo que cada una de las otras veces. Preparando café para una chica distinta cada mañana. Pero, ¿sabes algo? Cuando te rompan a ti nadie estará para recoger tus pedazos. Habrán ordenado tu querido desorden y te provocarán insomnios incurables. Ay, ojalá entonces te des cuenta de todo por lo que me haces pasar cada noche.

-

Ya sé que escribir no cambia las cosas, y ya ni me llena. Pero se ha convertido en una necesidad. Solía hacerlo por el placer y la descarga de rabia que me producía, pero ahora duele más de lo que nunca habría pensado. Duele y hace que me sienta peor, ya no llena ese vacío ni un poco, ni me ayuda a salir de aquí. Pero por algún motivo no puedo dejar de hacerlo, es como una adicción, necesaria, aunque por el contrario no hace daño alguno. Creo.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Overexposed.


.

Me gustaría ser la soga que te asfixia. La razón de tus latidos y de tu caos y del vacío que sientes. Sólo para que sientas lo que yo, para que abras los ojos y dejes de doler de una vez.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Esa chica...

Soy esa chica de ojos tristes que mira cada amanecer con una lágrima cayendo. La que sólo late porque tu lado izquierdo lo hace. Esa capaz de buscarte cada invierno en cada estación acompañada sólo por la nostalgia. La que preparaba café todas las mañanas únicamente para recordarte.  Esa chica rota que pierde trocitos de corazón y acabará con el pecho vacío. Un libro abierto pero cerrado. Yo.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Fui. Bailando por tus costillas y volando hasta las nubes en cada suspiro. Perdida en bares de carretera esperando a que vuelva algo de esa felicidad que escapó contigo. Intentando demasiadas cosas a la vez y volviendo sin ser a la estación donde la nostalgia espera nuestro reencuentro. Pero tú.
Recordando la despedida; con la mirada vacía y viendo cómo te vas y desapareces.