martes, 15 de diciembre de 2015

Sonrisa.

Una sonrisa. Solo eso.
Se para el tiempo y el tic-tac del reloj de fondo.
Tu sonrisa otra vez, a cámara lenta.
Un rayo de luz entre todas estas nubes de tormenta.
La salvación para alguien al borde de un acantilado al que embisten las olas.
Una vez más, tu sonrisa.
La melodía de tus carcajadas alegrándole día a cualquiera que pasa por tu lado.
Esa sonrisa que no se limita a tus labios. Que mirándote a los ojos, tu sonrisa es mucho más contagiosa que cualquier ataque de la risa más graciosa del mundo.

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