viernes, 14 de diciembre de 2012

Sus sueños se disipaban al desaparecer esa cortina de humo que hace todo más fácil. Te pones los cascos dispuesta a comerte el mundo cada mañana y acabas comiendo techo a todas horas. Ves las nubes grises tomar tonos rojizos a medida que la noche se acerca. El miedo siempre acechando.Y por otra parte, nunca quieres que el sol salga. Tienes miedo a estar sola otra vez, a pesar de que todo el mundo te dice que estará. Sabes de primera mano  que vas a volver a estar sola. No del todo; siempre quedará la soledad. Y la nostalgia. Prefieres apuntar y disparar. Terminar con el dolor de un balazo. Pero entonces aparece esa persona que te convence de que todo saldrá bien. Y te apuñala una vez más.

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