Intenté buscar una sola razón para cortarle las alas y que estuviera para siempre conmigo. Pero no encontré nada. Y ni siquiera pensé en buscar razones para no hacerlo, pero lo que me gustaba verle volar y sonreír y que fuera feliz libre, qué. Pudieron con todo. Y se fue como cualquier pájaro, sin seguir un rumbo fijo, donde el viento le lleve.
Porque yo me enamoré del que volaba libre, no del que estaba atado con cadenas y en una jaula con barrotes electrificados.
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