De madrugada sólo hay románticos y poetas tristes con sobredosis de café. También estoy yo, sin ganas de dormir, echando de menos por culpa de la nostalgia, que vuelve a amenazar con quedarse para siempre.
La lluvia de fondo y me entran ganas de llover a mí. El techo con sus grietas, recordándome que yo también las tengo aunque no se vean. Las pesadillas acechando, y los monstruos de debajo de mi cama sólo quieren escapar (no soportan tanto desastre). La voz de mi cabeza ya se ha callado, ahora es turno del miedo, que pasa por aquí avisando de que llega Soledad a hacerme compañía.
En medio de la oscuridad un grito. Y las sábanas empapadas. Puedo ser fuerte, te repites hasta tranquilizarte. Y al final, lo consigues.
No hay comentarios:
Publicar un comentario