jueves, 17 de enero de 2013

(...)

Se encontraron un día cualquiera detrás de la barra de un bar intentando olvidarse el uno al otro. La nostalgia inundaba el bar y los recuerdos hacían de imán entre ellos.
Como dos locos enamorados que se echaban de menos, acabaron dando tumbos por las calles oscuras, entre besos y sonrisas. Hasta perderse en la cama de una habitación del primer hotel que encontraron en su camino. Y decidieron dejar de olvidarse, pero ya era demasiado tarde.
Ella despertó al sentir unos brazos cálidos rodeándola, y miró al desconocido que tenía al lado. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo y su estómago se llenó de mariposas al ver sus ojos. Él sintió lo mismo, y dibujó una tonta sonrisa en sus labios.
Estaban hechos el uno para el otro, y en el fondo, lo sabían. Pero no se acordaban. Y cada uno se fue por su camino, pensando que nunca volverían a sentir lo que esa noche habían sentido. No iban a tocar el cielo otra vez con sólo mirarse a los ojos.
Tiempo después, ella despertó de madrugada pensando en él. Y él llevaba todo ese tiempo soñando con ella -o más bien recordando todo lo que había olvidado-, despierto y dormido.
Ella saltó de la cama y abrió la ventana. 'Le echo de menos', pensó. Se sirvió café y con su canción favorita de fondo iba recordando todo. Era su canción favorita porque él se la había dedicado, estaban enamorados desde hacía mucho tiempo y se habían olvidado. No lo podía creer. Todo lo que habían pasado, momentos buenos y malos, ahogado detrás de la barra de un bar, y pensó en cuando despertaron como desconocidos, lo que sintió.
'Tengo que encontrarla', se dijo él, entrando en el ascensor de su edificio. Y dos pisos más abajo, la puerta se abrió dejándola pasar.
-Tan cerca pero tan lejos-. Susurró ella, pensando en qué iba a decirle.
-Te he echado de menos todo este tiempo-. Soltó él.
Y ella secó las lágrimas que corrían por sus labios con un beso.

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