miércoles, 21 de marzo de 2012

amarga despedida.

No quiero despedirme, pero, sintiéndolo mucho, voy a tener que hacerlo. Antes de irme para siempre, quería darte las gracias. Gracias por todo. Por lo que hemos vivido, aunque también te las tengo que dar por lo que podíamos haber llegado a vivir en un futuro, si yo no tendría que decir adiós. Gracias, por estar presente, queriéndome y animándome, dándome besos, acariciándome y haciendo que me sintiera la chica más feliz del mundo, la única que tenía la suerte de tener a alguien como tú. Aunque pueda parecer que esta despedida, la estoy haciendo obligada por algo, o por alguien, no es así. Lo hago porque el corazón me lo dicta. Porque mis sentimientos han cambiado, y parece que tú con ellos. No es que hayas cambiado tú, como eres, sino que has cambiado para mis ojos, para mi corazón. Ya no eres el mismo para mí, yo.. yo te sigo queriendo, igual o incluso más que antes, pero ahora mismo es de una forma totalmente distinta. Como un amigo. Un mejor amigo. No quiero sonar cursi, pero has sido mi vida, una de las razonas por las que he aprendido a vivir, por las que he vivido y no quiero que eso desaparezca, sólo quiero que cambie un poco, a ver cómo nos van las cosas. Créeme, que por perderme a mí, no vas a perder nada de mucho valor. Me voy, pero no quiere decir que sea para siempre. Quizás, en algún futuro, podamos volver a ser los mismos.
Sólo te pido una cosa, calla, besame por última vez, para que pueda irme tranquila.

No hay comentarios:

Publicar un comentario