Hoy me acordé de ti con tan poca ropa y todos nuestros sueños tirados por los suelos mientras mirabas cómo fingía ser feliz cuando estaba contigo.
Y qué bien me mentías.
Y qué bien te mentía yo.
Y qué asquerosamente felices éramos sin saber nada el uno del otro pero compartiendo cama y desabrochando las dudas con la mirada para contarnos las constelaciones de lunares y las cicatrices y los poemas y los besos que muchos otros habían dejado sobre nuestra piel.
Nunca me doliste del todo pero siempre te colabas en mis cicatrices. Y yo que no te dolía ni aunque quisiera destrozarte.
Pero es que esos ojitos marrones engatusaban a cualquiera y me arrastraban dentro de las sábanas una vez más.
Todavía tengo más de ti que de mí en el corazón y menos mal que siempre te he odiado. Y los recuerdos no me duelen pero me han dejado vacía.
Creo que lo que me falta de mí lo sigues teniendo tú. Ven.
miércoles, 19 de junio de 2013
Ven.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Sinceramente, necesitas un botón de 'me gusta' en tus entradas. Es precioso.
ResponderEliminarAy, mil gracias. No me convencía para nada.
Eliminar