viernes, 24 de agosto de 2012

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Se puso los tacones y se pintó los labios de un rojo pasión. Se secó las lagrimas y se dijo a sí misma -Hoy no valen lágrimas. Tengo que ser fuerte.-Se miró al espejo y fingió una sonrisa natural. Salió al salón, donde el capullo de siempre la esperaba. Ella estaba dispuesta a sufrir lo que hiciera falta por estar con él. Porque estaba enamorada y. Ciega. No veía que él era lo que tanto daño le hacía. No quería perderle. Aunque eso terminase con su vida.

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