jueves, 23 de agosto de 2012

Cuando el mundo se derrumbaba bajo sus pies.


Una lágrima caía por su rostro. El rimmel corrido y las ropas medio rotas. Había pasado toda la noche dando vueltas, sin rumbo. Llorando. Iba descalza con los tacones en una mano y una copa en la otra. Había bebido para olvidar y. Y lo único que hizo fue recordar con más intensidad. El sol se asomaba entre las nubes grises. Ya no quería dormir. No quería soñar. Ahora. Ahora tenía ganas de comerse el mundo.
Empezó por secarse las lágrimas, ponerse los tacones y una sonrisa en su boca.

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