lunes, 27 de agosto de 2012

Estaba tumbada en la cama con los cascos puestos. Mirando a la nada. Oyó un grito que no logró distinguir bien, así que, se quitó los auriculares. Y otro grito. -¡Te quiero! ¡Te quiero! ¡Estoy enamorado de ti!-se dio cuenta de dónde provenían los gritos. Se asomó a la ventana y.
Allí estaba. Arrodillado. Recitando unas palabras dedicadas a ella. Por lo pronto, era lo más bonito que la habían dado en mucho tiempo, así que decidió bajar y escaparse con él. Pero cuando consiguió llegar abajo, él ya se había ido. El muy capullo la había dejado tirada tras prometerla amor eterno. -¡Cobarde!-pensó. Pero no fue capaz de articular palabra. Y es que estaba demasiado rota. Tan vacía. Que sólo pudo derrumbarse contra el suelo y. Llorar hasta quedarse dormida. Deseando que al despertar, todo hubiera sido una maldita pesadilla, pero.

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