domingo, 2 de septiembre de 2012

La poca luz que entraba por entre la persiana la hizo revolverse entre las sábanas. La noche anterior había salido de fiesta y hoy, la resaca la acompañaba.
Se levantó cuidadosamente, bebió algo de agua y se miró al espejo. -¿Quién eres tú?-Pensó. Una completa desconocida frente al espejo. El maquillaje corrido y una lágrima. Descalza, en contacto con el frío suelo. Algo agradable, la verdad. Le hacía sentir viva.
Se dijo para sí que no podía seguir así. Se puso de nuevo los tacones y ese vestido negro que había tirado a los pies de la cama. Se limpió las lágrimas y el maquillaje corrido y dijo: -Puede que no me coma el mundo. Pero, si no lo intento, sólo voy a estar tirada arrepintiéndome de respirar. Si no me le como, me le voy a beber. Cualquier cosa. No voy a seguir así. No hoy. No mañana. Ni nunca.

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